
Un sábado en la feria, había fiesta, comercio y mucha gente, al verlo me impacto tanto su cuerpo y su elegancia, al parecer era muy fuerte.
Lo quise, pero mis padres movieron la cabeza diciéndome que era mucho para mi, entonces yo loca por el, con engaños me lo lleve a mi casa, ya en la noche a solas con el, salí al campo sin pedir permiso.
En el silencio observaba su cuerpo, lo toque, acaricie y abrase.
Era tanta la excitación que sentía por el que sin pensarlo dos veces me subí en su encima y empecé a moverme, el también hizo lo mismo y se adecuo a lo que yo quería, mis piernas en su encima tocaban su cuerpo. La adrenalina era inmensa que cuando me despegue del el solamente pensaba en volver hacerlo.
Regresando infra gantes por lo que habíamos hecho, temerosa camine a mi casa, mis padres nos esperaban en la puerta y se molestaron tanto por la hora en que habíamos llegado que a el lo regresaron a su dueño y a mi me castigaron.
De ahí nunca más he vuelto a ver a mi caballo.
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